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sábado, 21 de agosto de 2010

Obscenidades

135 mil y monedas. Por mes. Se apellida Noseda y es gerente general (así, con minúsculas para mi) de Papel Prensa S.A., aunque no tan anónima. La cinta inaugural fue cortada por el ex-general (así, con minúsculas para mi) Videla y Ernestina Herrera de Noble, la clarinetista del monopolio mediático, en 1977. Está filmado. Hay brindis, sonrisas, congratulations y apelaciones a la responsabilidad empresarial.
Pero, en realidad, la empresa fue fundada en una sala de torturas, bajo picana al cuerpo de Lidia Papaleo.
La responsabilidad empresarial es fáctica. El diario los andes (así, con minúsculas para mi) le compra papel a un precio menor al costo de producción. Una bicoca, para poder publicar que Lindsay Lohan manejó su deportivo en curda, por ejemplo. Pero me fui al pasto. Vuelvo al señor (así, etcétera) Noseda. ¿Cuál será su escala de valores? Trato de imaginarme cómo vive, cotidianamente digo. ¿Qué hace con tanta guita junta? Pura ingenuidad lo mío, ya sé, pero es un millón seiscientas lucas al año. Yo, que soy un privilegiado, tengo que trabajar cincuenta años para ganar lo que este tipo recoge en uno.
Noseda no se da por aludido, no se da a conocer. Los medios, los nuestros deberían mostrar su cara hasta el hartazgo, empapelar el país entero con el rostro de la obscenidad.
Pero no es la única. El titular de la sociedad rural argentina (ver ut supra), el vacuno y sojero biolcati (se entiende ¿no?) se quejó de los golpes de Estado (sic, desde la campaña al desierto hasta videla y sus secuaces), se quejó de la pobreza y la exclusión (si no fuera trágico sería cómico), como si Martínez de Hoz hubiese salido de una Unidad Básica de La Matanza.
Para ponerle un moñito a la foto y guardarla en la mesita de luz, estaban Duhalde y su cultísima esposa, senadora de la Nación ella, y apólogo de Posse, Bergoglio y Videla él. Pero de estas figuritas han escrito, seguramente mucho mejor, Sandra Russo y José Pablo Feinmann, en Página 12 de hoy.
La verdad es que, los fines de semana, uno tiende a relajarse, el ritmo de nuestras actividades disminuye y hasta hay quienes juntan, juntamos, cuerpos para disfrutar la cama, los nietos, los amigas y, quién pudiera, algunas amigas, y damos rienda suelta a ciertas actividades que, las beatas que nunca faltan, podrían calificar de obscenas. Que sé yo, un revolcón sexual, un chocolate extra para el nieto, un Malbec extra con el amigo y, los que pueden, un mimito con la amiga.
Pero lo de Noseda, Biolcati, Duhalde y muuuuuuuuuu...chos bichos más, es demasiado. Al menos, para mi. Faunas eran las de antes, diría un zoólogo.
01-08-2010

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