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miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡Afirmativo, cabo Cachito!

Eramos pocos y al capellán se le prendió la sotana. Mientras la sociedad argentina, o buena parte de ella, trata de salir de la lógica guerrerista que dejó la dictadura, mientras se reparten computadoras personales para incluír a amplios sectores de la juventud en el uso irrestricto de las nuevas tecnologías, mientras la Asignación Universal por Hijo suma ciudadanía, mientras estamos avizorando otra manera de pasar de la indigencia material y simbólica al ejercicio pleno de los derechos humanos, mientras ocurren estas transformaciones, nos desayunamos con la inspiradísima iniciativa del cura Adrián Mari, 35 añitos, capellán de la Policía de Esquel, Chubut.
Muy suelto de cuerpo (lo imagino con poca ropa bajo la sotana, por eso lo de suelto) salió a decir que la denominación de "Policía infantil" fue un error. Debió llamarse, dijo, "Policía de valores". Un amigo escritor le diría: "No aclare, que oscurece". Valores policiales, quiso decir. Los pibes, hijos de personal policial, en principio, vieron sumarse compañeritos del barrio de entre 9 y 12 años. Hasta hubo un ejercicio, uno solo dice el curita, con chalecos antibalas. Menudencias. Los padres, chochos. Doña Luisa puede salir a chusmear con doña Teresita, mientras su hombre busca pizzas al mediodía y una tira de asado, si la guardia es nocturna.
Como verá, querido texticulector, un ejemplo de edificante instrucción cívica.
El gobernador Das Neves, declaró que la iniciativa no tiene aval oficial. Pero el jefe de Mari, el Comisario Mayor (de edad, de coeficiente mental no sé) Espíndola, también está chocho. O sea, el Jefe del jefe de los milicos no avala, pero consiente. Cosas veredes, Sancho...
Susana, la dinosauria viva, y Mirtha y sus arruguitas almorfativas, se deben estar disputando la primicia de llevar al sacerdote policial a sus respectivos engendros televisivos. Tinelli o Rial se van a quedar con el galardón, supongo.
Pero lo invito a imaginar esta escena:
- Padre Adrián la alférez Antonella le está mirando la pistolita al cabo Cachito.
- No creo que sea para tanto, sargento Pepito.
Y el cabo Cachito interrumpe, con su mejor cara de angelito sin alas:
- Si le enseño a manejar mi pistolita a la alférez Antonella, ¿voy a ser más hombre, mejor policía, como mi papá?
- ¡Afirmativo, cabo Cachito! y que Dios me lo bendiga.
Hoy volvió Saramago y me dijo: "El mundo sería más pacífico si fuéramos todos ateos".

2 comentarios:

  1. Me siento halagado, Ariel. He molestado a www.plumaderecha. Aquí, en Mendoza, le decimos pluma de ganso.
    Tu retorcido análisis, provocador, mentiroso y profundamente histérico, no hace más que ratificar mi pensar. Además, todos los días se aprende algo: según tu firma, Vicente López es un Estado Libre Asociado, como Puerto Rico. Tal vez sea una expresión de deseo de la derecha nazi argentina.
    Pero están jodidos. Y lo saben, por eso tanto odio.
    Del cura policial, no diré más. Si lo defiende la pluma de la derecha, está todo dicho.

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  2. Leí todo el informe, pero te dejo una inquietud profunda y filosófica de la parte final, Julio: Creo que sí somos todos ateos. Por eso no somos pacíficos, ni amorosos. Medítalo. En el café te puedo dar más datos acerca de esto. Un saludo de Olfi.

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