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domingo, 10 de abril de 2011

Cambie lo por te

A Ulises Naranjo, por mucho más que 20 razones.

"Ser mina flor de cardo, con sangre y con ojeras,
con gotas en la frente bendita del trabajo"
                                                                                                                         Adriana Turchetti


Es cierto. Yo la vi. Tiene armas y le pega a las mujeres (y a los hombres también, carajo). Es más, las suyas son armas declaradas. No hacía falta que un inmoral de apellido Morales viniera a denunciarla. Yo vi esas armas. Palas, picos, azadas, mezcladoras de cemento, ladrillos y otros instrumentos de labranza y construcción suelen ser peligrosísimas armas para los parásitos consuetudinarios de nuestra sociedad. Y las efusivas palmadas en la espalda y la cara que se propinaron, apenas llegada al barrio, dejaron huellas en esos cuerpos. Hasta mi rostro se vistió de rojo. El sol del desierto mendocino y el beso de ella me maquillaron la vida, pero para siempre.
La esperamos mucho, demasiado, si tenemos en cuenta lo vivido. Los medios de incomunicación de Mendoza la descubrieron. Algunos, literalmente. Otros, los más, con la malicia con que se aprestan cada día para aferrarse a un statu quo que vamos derribando a punta de verdades y pluralismo. La anunciaron como "la piquetera K", como si el adjetivo pudiese tapar su inmensa tarea por y con los otros, los pobres de bienes, los ricos de hambre. Y una letra que nació con minúsculas y se fue haciendo volumen mayúsculo en la Historia.
Ya no es sólo Jujuy, donde su organización, la Tupac Amaru, alimenta a 50.000 pibes. Alimento concreto y alimento simbólico, dupla devenida en producto que ninguna Bolsa del mundo acepta cotizar: la dignidad.
Como ustedes saben, soy ateo. O sea, no creo en milagros. Pero vi, nadie me lo contó, a 80 mujeres paradas al lado de sus máquinas, esperándola para mostrarle la finalización de un sueño y el comienzo de un camino. En Lavalle, Mendoza,inauguraban la fábrica textil, construída y equipada con los ahorros logrados tras el subsidio otorgado por el Estado para la construcción de casas.
Y la vi a Milagro Sala temblarle las piernas, abrazarse con ellas y ellos, llorar de emoción y gritar Jallalla, como coya auténtica que es.
Lo dicho. Los medios locales visibilizaron por un rato a la organización social más emblemática de estos nuevos rumbos. Y a su líder nacional. Claro que duró, apenas, 24 horas. Sin embargo, nosotros somos tupaqueros mediáticos todos los martes a las 17, amparándonos en su columna radial en nuestro programa. Sí, es Nacional, la radio pública.
Los argentinos tenemos una expresión admirativa para casos como estos. O para una jugada de Messi, un texto de Galeano, un poema de Gelman, una pirueta acrobática en el Cirque du Soleil, un discurso de Chávez, Evo o Correa, un escote bien puesto, una mirada femenina certera. Decimos con énfasis ¡qué lo parió!.
Pero si algún otro inmoral, con o sin fueros, alguna señora que almuerza o almorzaba en público, algún periodista a sueldo de la bazofia ladrona de bebés y otros miembros de la fauna autóctona vuelven a insultar a Milagro y sus coyas reivindicados, sugiero que, sin énfasis, como quien sale a renovarse el aire y a saludar a los pájaros silvestres, cambiemos el "lo" por "te".
Y después no perder ni un minuto más. A seguir laburando.

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