personalized greetings

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Isabel, la católica

 A Fanny Edelman, in memoriam

A veces pasa. Es que pasa que uno pasa tanto tiempo en el lugar de trabajo que empieza por acostumbrarse, por encariñarse y termina confundiéndose. Guarda efectos personales en los cajones del escritorio, esconde cartas comprometedoras en el armario de la oficina y cosas así. Conozco una colega que tiene su taza preferida para tomar café, en la radio. Dice que, aunque el café sea el mismo que el de su hogar, tiene mejor gusto en esa taza.
Algo así le debe haber ocurrido, eso prefiero creer, a Isabel Cittadini, la encargada del Área de Comunicación del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), un organismo estatal.
Envió un correo electrónico, desde la casilla institucional, manifestándose en contra del derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Justo el día en que la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación (que a veces parece honorable de verdad) emitía dictamen favorable a un proyecto de ley para despenalizar el aborto. Apenas un primer paso, pero histórico.
Pero Isabel, la católica, no es como aquella reina de Castilla que nació en un lugar de nombre musical, Madrigal de las Altas Torres, pero que nos envió al navegante don Cristóbal, y a su hijo Cristobalito, para comenzar el despojo y el etnocidio, tan dramáticos y tan poco poéticos. No sé en que ciudad nació, pero por aquí las comarcas suenan distinto, sin madrigales. Nuestra Isabel confundió sus roles. Cometió un desatino por fanatismo explícito. Debió, me parece, emitir opinión desde su correo personal.
Imaginemos, por un momento, la situación inversa. Supongamos que Cittadini, exorcizada por el espíritu de Karl Marx, hubiese mandado su apoyo a la legalización del aborto desde el sitio oficial del CONICET, con logo incluído. Desde las más altas cumbres vaticanas, desde las arquidiócesis terrenales del continente americano, desde el portavoz arzobispal de monseñor Bergoglio y su cara de yonofui, desde todas las secretarías de redacción de la prensa dominante, hubiese estallado el escándalo.
En nuestro país el aborto es ilegal, inseguro y oneroso. Pero se practica a mansalva y (otra vez Marx) el resultado final de una operación tan dolorosa depende de la clase social a la que pertenezca la mujer. La hipocresía domina este tema, como tantos otros en la Argentina.
No se trata, como dice la cúpula crápula de la Iglesia católica, de que nosotros estamos contra la vida. Al contrario. No conozco ninguna mujer que vaya feliz a hacerse un aborto. Nadie se maquilla, se pinta y se produce para tomar una decisión así. Precisamente porque estamos a favor de la vida es que, mujeres y hombres, denunciamos las miles de muertes de nuestras mujeres pobres por falta de asepsia, por falta de recursos y por falta de prevención.
Históricamente se nos vaticinó el derrumbe civilizatorio cuando se instituyó el matrimonio civil, el divorcio vincular, el reconocimiento de los hijos extramatrimoniales, el uso del preservativo, el matrimonio igualitario. Y, sin embargo, ese derrumbe llegó a su climax con la santa pedofilia, la complicidad con las torturas, las despariciones y el robo de criaturas. Total, dentro de cuatrocientos años pedirán perdón, cuando von Wernich, Grassi y Storni, entre otros, sean recuerdo de gusanos.
Inevitable y felizmente, se abre en la Argentina un debate necesario. Nadie que yo conozca está a favor del aborto. Estamos a favor del derecho de cada mujer a decidir si quiere seguir con un embarazo o no. Que no es lo mismo. Nadie que yo conozca está a favor de obligar a una mujer a abortar, ni a divorciarse, ni a casarse con una persona de su mismo sexo, ni a casarse, ni a usar preservativos. Pero militamos para que una secta, por mayoritaria que sea, no convierta en criminal a una mujer porque se siente soberana de su cuerpo y practica esa soberanía.
Para la Iglesia católica la mujer, hasta el año 585, no tenía alma, salvo María, por una cuestión de jerarquía, ¿vio?. Recién en 1215, en el Concilio de Letrán, se introduce el celibato obligatorio en curas y monjas y en España, en el siglo XVI, todavía era permitido el aborto y hasta el infanticidio, si el recién nacido no era bautizado (http://www.cuerposfeministaslaicos.wordpress.com/).
Cittadini, en clara posición adelantada (referencia futbolera identitaria) debería llevarse sus bártulos a casita y, desde allí, opinar lo que le de la gana. Que para eso son los debates.
Estamos dispuestos, en un gesto de apertura mental democrática, a soportar dislates. Pero, parafraseando a Sarlo, la clarineta, con las instituciones no, Isabel.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. esto es en cuanto a la discusion de si la mujer tenia alma,"Hay que decir con toda claridad que no es cierto que la Iglesia haya llegado incluso a dudar en algún momento de que las mujeres tengan alma o de que sean seres humanos. Se escucha y se lee con frecuencia que en un concilio, concretamente en el segundo sínodo de Macon (585) [un sínodo general franco convocado en el año 585 por el rey Guntram bajo la presidencia del santo obispo Prisco de Lyon], se llegó a discutir si la mujer tiene alma. Eso no es exacto.

    No se habló en el concilio sobre el alma. Gregorio de Tours, que asistió a ese sínodo, relata que un obispo planteó la pregunta de «si la mujer puede ser designada como homo». Se trata, pues, de una cuestión filológica que, a decir verdad, se suscitó por la valoración más alta que los hombres se habían atribuido: homo
    significa tanto hombre (ser humano) como varón.

    Todavía hoy es idéntico en todas las lenguas románicas y también en el inglés el término para hombre y varón. Si los varones acaparan para sí el término hombre, ¿qué queda para la mujer? ¿Es también ella un hombre-varón, un varón-hombre? Es claro que no puede ser designada como varón.

    Informa Gregorio de Tours que los restantes obispos remitieron al interpelante al relato de la creación, según el cual Dios creó al ser humano (homo) como varón y mujer, así como también a la denominación de Jesús como Hijo del Hombre (filius hominis), a pesar de que él es, sin duda, «Hijo de la Virgen», es decir, hijo de una mujer. Mediante estas clarificaciones se dilucidó la pregunta: el término homo debe aplicarse también a las mujeres. Significa, junto al concepto de varón,
    también el de ser humano (Gregorio de Tours, Historia Francorum 8,20).
    en cuanto al derrumbe de la civilización por el divorCio vincular, lo que se intentaba mostrar es el daño causado en las familias, por supuesto que cada caso es delicado pero en muchos casos se toma el matrimonio como un tramite siendo que es para la iglesia una union espiritual que la iglesia no puede disolver porq es algo que celebra pero la union la hace Dios.El matrimonio igualitario como el matrimonio civil, no son mas que un mero contrato de sociedad entre personas, para la iglesia ello es irrelevante, solo intento proteger la palabra matrimonio por su acepcion romana que significaba union para la procreacion y ese es el fin del matrimonio eclesiastico, por lo tanto no le incumbe en cuanto a negocio juridico. las estadisticas mas grandes de pedofilia, se producen EN EL SENOOO FAMILIARRR DONDE NADA TIENE QUE VER CON LA IGLESIA, Y EN EL SENO DE TODAS LAS RELIGIONES, FUNDADO EN ESTADISTICAS QUE PEDOFILIA Y ABUSO DE SACERDOTES NO LLEGABAN NI AL 2 POR CIENTO DE LOS CASOS. complices y participes de torturas y desapariciones fueron todos los que se quedaron callados, y toods los que tuvieron que ver en ello. peroo porq se persigue a la iglesia?? porque hay grandes corporaciones interesadas en destruirla y manejan los grandes monopolios de los medios de comunicación masiva, te has dado cuenta que no se persigue asi a otras religiones que tambien estan en contra del aborto?? eso es porq se intenta destruir la iglesia en la que creo, que esta formada por hombres pecadores, pero su doctrina es santa y todos los bautizados tenemos la obligación el deber encomendado de defenderla si creemos en ella, si dimos el Si en una confirmación en el bautismo si aceptamos el lmatrimonio como un sacramento. Somos hombres libres. y al decir libreente si ante Dios asumimos un compromiso dificil de llevar Pero nadie podra destruirla iglesia aunque se la persiga,,se intente instaurar la verguenza por decir Creo .. la vida no no s pertenece .la solucion esta esta en educar no en quitar el valor que tienen para justificar nuestros actos.

    ResponderEliminar
  3. Ay, Luigi, Luigi. Respecto del primer comentario, como ha sido autoeliminado, me remito a Napoleón Solo y su serie televisiva.
    El que figura ut supra, apreciad Luigi, me recuerda aquel famoso dicho popular: no aclare, que oscurece. Toda la parafernalia dialéctica (saludos del tío Karl) no hace más que ratificar el machismo inveterado de vuestra Santa Madre Iglesia. Aquella discusión acerca del significado de homo refleja, por lo menos, dos cosas: que esos tipos estaban poco ocupados en asuntos reales y concretos y, principalmente, que eran (como siguen siendo muchos de sus descendientes) unos machistas incorregibles.
    Y en cuanto al valor sagrado del matrimonio es un asunto que no veo por qué debe ser impuesto al resto de la sociedad. Los devotos de cualquier religión se seguirán casando según los ritos que les corresponda y les deje sus conciencias en paz. Ese es su negocio, su transacción con su dios. La sociedad civil ya vive en el siglo XXI, Luisito, notifíquese.
    Tiene usted razón en un aspecto. Los genocidas no fueron sólo católicos, pero no hay persecución contra vuestra Iglesis, sino contra la jerarquía que, aún después de las ondenas, sigue protegiendo a quienes, como von Wernich, Grassi y Storni, son parte de la lacra humana que asoló a estas tierras.
    Gracias por leerme. Tu comentario no ha hecho más que ratificar mi militancia humanista y atea.
    Ustedes atrasan, viejo.

    ResponderEliminar